Hace unos años, parecen muchos pero no son tantos en realidad, internet irrumpió en nuestras vidas modificando nuestras costumbres y protocolos de manera determinante y desde luego definitiva.
Se introdujeron en nuestro habla términos y silogismos nuevos, palabras recién inventadas para la nueva era, en realidad se iba creando una neo-lengua o cuando menos, un argot.
Recuerdo que se empezó a utilizar el concepto «criterio de búsqueda» que no es otra cosa que la combinación de unas palabras clave que habríamos de introducir en un buscador para que éste nos lleve a la información deseada.
A veces he pensado cómo sería la vida si para los momentos claves que están por llegar tuviésemos a nuestra disposición un buscador sobre el cual poder acuñar un «criterio de búsqueda» que determine las claves o peculiaridades especiales que esperamos o deseamos para cada momento, día o episodio importante de nuestra vida.
En concreto hoy no puedo evitar preguntarme – ahora que han pasado ya unas horas y la efervescencia y agitación habida en pleno meollo de la vivencia de estos días ha ido calmándose – qué «criterio de búsqueda» hubiera elegido para incrustar en ese hipotético buscador vital de cara al fin de semana vivido. Creo que no hubiera sido capaz de acertar con las palabras justas para poder lograr algo tan bueno como lo que finalmente ocurrió.